El área iniciada destinada a la construcción de vivienda nueva aumentó 36,3 por ciento en Colombia durante el primer trimestre del 2021, frente al mismo periodo del 2020, cuando el covid- 19 apenas comenzaba. Un dato relevante, luego de un año y tres meses de una pandemia que sigue matando y poniendo en aprietos a las economías del mundo.
Por eso, el inicio de obra de esas casas y apartamentos representadas en 3,7 millones de metros cuadrados es una respuesta contundente a un enemigo invisible, que a pesar de su letalidad no ha logrado frenar la dinámica de los constructores ni el impacto de las estrategias de reactivación impulsadas por el Gobierno.
El área iniciada destinada a la construcción de vivienda nueva aumentó 36,3 por ciento en Colombia durante el primer trimestre del 2021, frente al mismo periodo del 2020, cuando el covid- 19 apenas comenzaba. Un dato relevante, luego de un año y tres meses de una pandemia que sigue matando y poniendo en aprietos a las economías del mundo.
Por eso, el inicio de obra de esas casas y apartamentos representadas en 3,7 millones de metros cuadrados es una respuesta contundente a un enemigo invisible, que a pesar de su letalidad no ha logrado frenar la dinámica de los constructores ni el impacto de las estrategias de reactivación impulsadas por el Gobierno.
Si a esto le sumamos que en el mismo periodo el área en proceso de construcción pasó de 23,7 a 24,1 millones de metros cuadrados, pues no hay duda de lo que significa esta industria para el desarrollo de viviendas nuevas, y, por lo tanto, para el empleo.
De hecho, en días pasados el Dane dio a conocer el dato de este indicador y la construcción fue el segundo sector que más puestos de trabajo aportó entre abril del 2020 y el mismo mes de este año: 595.000 adicionales, que según la Cámara Colombiana de la Construcción (Camacol) “son una clara evidencia del compromiso con la reactivación”.
Sin embargo, aunque aún no hay datos consolidados de abril y mayo, y a pesar de que la industria ha sobrellevado la situación de la mejor manera, ahora hay una dificultad adicional que empezó a hacer mella en el mercado: el paro.
Seguramente, cuando el Dane publique el reporte del inicio de obras de vivienda del segundo trimestre se evidenciará la disminución en la dinámica. Lo mismo sucederá con los proyectos en proceso, a donde no llegaron los insumos y materiales porque los proveedores no pudieron transportarlos.
Y, claro, también se reflejará en los empleos perdidos y en los trabajadores que lo conservaron, pero tuvieron inconvenientes para llegar a los lugares donde laboran.
Las cifras del gremio constructor, al 20 de mayo, confirman el impacto: 1.710 proyectos, de un total de 2.289, se afectaron, y más de 800.000 empleos están amenazados. Además, las pérdidas superan los 4,5 billones de pesos, incluyendo las del valor agregado.
Solo en Bogotá, casi la totalidad de las empresas constructoras afiliadas a la regional de Camacol han reportado algún nivel de afectación en su operación por la imposibilidad de movilización, al punto de que el 70 por ciento registra alguna alteración en el desarrollo de sus obras, los puestos de trabajo y los cronogramas de entrega.
Incluso –advierte el gremio edificador–, “se prevé que solo en vivienda social ya se estaría retrasando la entrega de más de 22.600 unidades en la región, lo que incide directamente en los hogares que verán postergada la posibilidad de disfrutar su vivienda”.
Por eso, precisamente, el llamado es a que cesen las acciones que están afectando la producción de vivienda y la dinámica de los subsectores que la encadenan, para contrarrestar el impacto que implica enfrentar una pandemia, y ahora, un paro sin precedentes.
GABRIEL E. FLÓREZ. G.
Especial para EL TIEMPO
En twitter: GabrielFlorezG